A Darío lo conocí en mis 14 años cuando llegué a su cumpleaños sin una invitación. Fue una situación que aún no entiendo cómo ocurrió porque yo era particularmente tímida a esa edad. Pero así pasó. Y de la misma manera se convirtió en un amigo ultra cercano por varios años. En ese momento ambos vivíamos en Conce y asistíamos a la misma iglesia.
A Carolina, por otra parte, la conocí en Santiago cuando entramos a trabajar en Starbucks y yo tenía 19 años. Ambas estábamos ahí con planes de hacer algo diferente en el futuro, y preparar nuestra entrada a una carrera. También nos convertimos en amigas íntimas, y comenzamos a asistir a la misma iglesia.
Obviamente les había hablado al uno del otro, en ambos casos, y en alguno de esos campamentos de Pirque, ellos se conocieron en persona.
Después de poco tiempo, se acercaron a decirme que, de alguna manera, estaban juntos.
A Carolina, por otra parte, la conocí en Santiago cuando entramos a trabajar en Starbucks y yo tenía 19 años. Ambas estábamos ahí con planes de hacer algo diferente en el futuro, y preparar nuestra entrada a una carrera. También nos convertimos en amigas íntimas, y comenzamos a asistir a la misma iglesia.
Obviamente les había hablado al uno del otro, en ambos casos, y en alguno de esos campamentos de Pirque, ellos se conocieron en persona.
Después de poco tiempo, se acercaron a decirme que, de alguna manera, estaban juntos.
Su matrimonio se hizo en un local a la salida de Santiago, al cual, mis padres, mi hermano y mi tía también fueron invitados, lo cual lo hizo muy entretenido.
Disfrutamos la compañía de los hermanos, y la diversión con mi familia y novio, sobre todo al bailarín de mi papá.
Tengo la impresión de que esta fue la primera (y única) vez que intentamos ir combinados con Nacho. Yo usé el mismo vestido en el que había invertido dinero para una boda anterior y que quería tener como mi vestido de fiesta, y él se compró una camisa del color.
Aunque no me tocó con mi familia en la mesa, fue una muy buena mesa. Me calzaron para decir algunas palabras a los recién casados, y a mi papá también, quien se aprovechó de mi discurso.
Disfrutamos la compañía de los hermanos, y la diversión con mi familia y novio, sobre todo al bailarín de mi papá.
Tengo la impresión de que esta fue la primera (y única) vez que intentamos ir combinados con Nacho. Yo usé el mismo vestido en el que había invertido dinero para una boda anterior y que quería tener como mi vestido de fiesta, y él se compró una camisa del color.
Aunque no me tocó con mi familia en la mesa, fue una muy buena mesa. Me calzaron para decir algunas palabras a los recién casados, y a mi papá también, quien se aprovechó de mi discurso.
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