Una de las primeras aventuras Santiaguinas (y cristianas) fue ir al campamento de Verano de las iglesias de aquí. Se hace todos los años en Enero, y en general, es muy entretenido.
Ese año me tocó una cabaña muy grande, habíamos muchas dentro de una sola pieza, y claro, una sola consejera. Naturalmente las chicas que estábamos ahí no nos conocíamos mucho, aunque yo estaba con dos niñas de mi iglesia, al resto jamás lo había visto. Nos conocimos y compartimos muchos momentos memorables y divertidísimos. Entre una de las chicas, estaba Dominique, con quien compartí un ataque de risa una de esas tardes.
Al final de la semana se hacían premios de distintas categorías, -no recuerdo si era uno para hombre y otro para mujer de la misma categoría- uno de ellos, era el premio a la simpatía, que para sorpresa del resto del campamento, pero no para nosotras, se lo ganó la Domi.
Por otro lado, no recuerdo exactamente cómo conocí al Seba, pero si recuerdo que era amigo de Nacho, y que los vi estudiando juntos un par de veces en la FTBB, probablemente ahí lo conocí. Estudiaba Medicina y aprovechaba de hacer algunos cursos de Teología.
En algún momento vi la noticia de que estaban de novios, y quedé impactada. Nunca me lo vi venir, sin embargo, Nacho me dijo que él hace mucho la quería, que ella incluso lo había rechazado, pero él insistió y lo logró. Así que ahora eran novios para la gloria de Dios.
En uno de los viajes a Chiloé, a los cuales ellos llevaban un tiempo considerable asistiendo, pudimos compartir una conversación en la lancha con la Domi, en donde ella me compartió que estaban pensando en irse a vivir a la isla, tal como nosotros lo habíamos planeado con Nacho para un futuro lejano. Conversamos profundamente del tema y eso creó una conexión más fuerte.
Para su boda, nuevamente le pedí el auto a mi madre (¡bendito auto!) y llegamos al lugar, un lugar abierto, con una casona en el medio, pasto al rededor y una carpa blanca al lado.
Me costó mucho escoger el vestido para la boda, ya que había usado mucho el que tenía para eso, y quería cambiar un poco. Tenía uno rosadito que mi mamá me había comparado en patronato, pero me complicaba que fuera tan cortito, así que después de algunos trajines con mi mamá, decidimos ponerle una camisola para dormir debajo del vestido, que hacía que se viera más largo. El problema era esconder los encajes del busto, tarea que tuve que realizar varias veces durante el día, pero...funcionó.
Mi momento favorito de la boda -además de ver al novio muy enamorado- fue cuando sorpresivamente se activó el riego automático, y todo el lado derecho de la ceremonia, incluidos los novios, comenzaron a mojarse.
Luego entramos a la carpa, que estaba decorada muy bonita, y compartimos mesa con amigos muy queridos.
Las hermanas de la novia cantaron, y luego se dio paso a las clásicas actividades de un matrimonio, el lanzamiento del ramo y todos esos juegos. Ramo que por cierto, no gané, por si a alguien le interesa.
Las bellas pajes |
Ese año me tocó una cabaña muy grande, habíamos muchas dentro de una sola pieza, y claro, una sola consejera. Naturalmente las chicas que estábamos ahí no nos conocíamos mucho, aunque yo estaba con dos niñas de mi iglesia, al resto jamás lo había visto. Nos conocimos y compartimos muchos momentos memorables y divertidísimos. Entre una de las chicas, estaba Dominique, con quien compartí un ataque de risa una de esas tardes.
Al final de la semana se hacían premios de distintas categorías, -no recuerdo si era uno para hombre y otro para mujer de la misma categoría- uno de ellos, era el premio a la simpatía, que para sorpresa del resto del campamento, pero no para nosotras, se lo ganó la Domi.
Me encanta esta toma, está de película. |
Sí, en este momento ya habíamos vuelto a estar juntos con Nacho, así que podíamos parecer pareja...porque lo éramos. |
Por otro lado, no recuerdo exactamente cómo conocí al Seba, pero si recuerdo que era amigo de Nacho, y que los vi estudiando juntos un par de veces en la FTBB, probablemente ahí lo conocí. Estudiaba Medicina y aprovechaba de hacer algunos cursos de Teología.
En algún momento vi la noticia de que estaban de novios, y quedé impactada. Nunca me lo vi venir, sin embargo, Nacho me dijo que él hace mucho la quería, que ella incluso lo había rechazado, pero él insistió y lo logró. Así que ahora eran novios para la gloria de Dios.
En uno de los viajes a Chiloé, a los cuales ellos llevaban un tiempo considerable asistiendo, pudimos compartir una conversación en la lancha con la Domi, en donde ella me compartió que estaban pensando en irse a vivir a la isla, tal como nosotros lo habíamos planeado con Nacho para un futuro lejano. Conversamos profundamente del tema y eso creó una conexión más fuerte.
Para su boda, nuevamente le pedí el auto a mi madre (¡bendito auto!) y llegamos al lugar, un lugar abierto, con una casona en el medio, pasto al rededor y una carpa blanca al lado.
¡Qué enamorados! |
Mi momento favorito de la boda -además de ver al novio muy enamorado- fue cuando sorpresivamente se activó el riego automático, y todo el lado derecho de la ceremonia, incluidos los novios, comenzaron a mojarse.
Luego entramos a la carpa, que estaba decorada muy bonita, y compartimos mesa con amigos muy queridos.
Las hermanas de la novia cantaron, y luego se dio paso a las clásicas actividades de un matrimonio, el lanzamiento del ramo y todos esos juegos. Ramo que por cierto, no gané, por si a alguien le interesa.
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